martes, 15 de diciembre de 2015

Relato: El camino de Santiago

La cuesta arriba que tanto agotamiento me hacía sentir, me producía esta vez, más fatiga que nunca. Miraba hacia arriba y, semejaba interminable, inmensa, infinita. 
Mi gran negatividad, mi pensamiento de "Buff... Todavía falta mucho.", hacía el viaje más largo. Mas solo eran meras exageraciones , apenas eran veinte pasos que mi mente disfrazaba de sesenta. Logré pasar la cuesta en dos minutos, pero mi cerebro los multiplicó por tres, por ello, cuando me decían que ya hiciéramos una hora de camino, yo pensaba que fuera media más. 
Mi frustración permaneció a pesar de haber pasado ya la pendiente. Ni los frondosos y bellos bosques que adornaban el camino de Santiago como luces un árbol de Navidad, ni el agua que descendía por mi garganta haciendo que la sequía abandonara mi cuerpo, eran capaces de eliminar mi fatiga, aunque si la reducían. 
Los transeúntes que pasaban por mi lado me llenaban de envida al ver como ellos caminaban más ágiles y rápidos que yo. Pero a quién quería engañar, mi resistencia física era pésima, nuca conseguiría llevar ese buen ritmo que poseían el resto de hombres y mujeres que hacían este camino. 
El orgullo, la satisfacción y el descanso que yo tanto ansío, sólo lo conseguiré una vez termine este camino. Mas no se me mal entienda, no pretendo terminarlo cuanto antes, tampoco seguirlo en un auto. Darme por vencida no es mi objetivo, que esto dure lo que tenga que durar, yo solo busco la euforia de conseguir acabar lo que tenía por imposible: Hacer el camino entero, cueste lo que cueste. 

Leticia Rodríguez González 3ºC 

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